Las tristes fechas patrias
Nunca supe por qué, en nosotros,
habitaba un suicidio.
Entre nosotros habitaba un suicidio compartido.
Queríamos morir a nuestro modo,
irremediablemente a nuestro modo y en nuestra propia ley.
Y sin embargo, era un absurdo personal el ser suicida.
Y un reclamo tenaz: Nunca te mueras.
El tiempo de vivir, se llevó por delante cada causa.
Sólo te diste vuelta.
El nunca más
fue solamente un acto en la costumbre.